Patricia Ortíz
Surgió imponente del cielo color poesía,
la luna, nuestra cómplice esa noche;
iluminándonos, abrazándonos en su fulgor.
De tus sueños y mis vuelos, única espectadora;
incitándonos al juego, al límite de la realidad.
En tus ojos yo adivinaba los colores de la vida;
vos rescatabas mariposas asustadas de los míos.
Nuestras manos transgredieron la fantasía
desgarrando el silencio de la piel urgida
y nació la caricia, tibia y lenta, voraz e incitante.
Ella, la luna bella, se apropió de nuestro sentir
y en las noches claras, limpio el manto de velos
embadurnado todo de estrellas, ella, la luna bella
se enorgullece de su hermosura, y desde su altura
nos sonríe sarcástica, atesorando nuestras almas.
Patricia (año 2000)
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