Un sueño soy, no se imaginan cuánto;
feliz está mi espalda recostada
sobre blando colchón y suave almohada,
y en la gloria bendita como un santo.
Afuera ruge el universo: espanto
de mi neurona desequilibrada
que ahora se repone adormilada
y algún ronquido da de tanto en tanto.
Que el universo es tan complicado,
y tiene tantas leyes que empaparse,
y tan cansino es elucubrarlo,
que no hada mejor que desatarse
la faja de la mente, y estudiarlo
de boca, espalda, de barriga o lado.
Blanca Barojiana
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