martes, noviembre 17, 2009

Plegaria de un ser con miedo / Proclama de para la vida

Tengo mucho miedo porque tengo un ángel
mutilado, no le sirven las alas.
El quiso ser un águila, mirar desde lo alto
y ha caído al abismo, le disparon a los ojos
y está ciego; los puentes se han descolgado,
ya no apuntan a transiciones de vida.
La muerte está abajo, donde queda el letrero
«No trasspasing», el vuelo es discontínuo
en todas direcciones y lo más seguro
es este muro de lamentos,
donde estoy quieto como un zorro
que fue listo y ya no tiene olfato
sino un cansancio enorme
y una torpeza sin hocico
y una patas espinadas de cardos
y trampas que le rompieron los huesos.
Tengo mucho miedo. De mí cayó una mariposa
totalmente incendiada con el color
de bombardeos; de mí escapó un perro
que era amigo, ya no conoce a nadie.
El susto lo congeló y se hizo piedra
de repente. Los que pasan no me ven
están entretenidos con una lujuria rala,
nocturnal, que ni siquiera representa
amaneceres. Tengo mucho miedo
y mi hambre bebe lágrimas
y mi sed se eterniza
en el vacío.

06-11-2005

*

Proclama de para la vida

De algún modo sé que yo quiero vivir.
Que me compete ir y hallar vida en alguna parte.
Que algo es deber, ética en mí, sed y hambre
de vida, de sentido, de amor.
Es muy común estar hambriento de alimento.
Una de cada seis personas lo dice;
pero estar hambriento de amor es más callado.
Tenemos la jactancia de proclamar lo amoroso
que somos; pero, de algún modo, un verso confirmador
nos falta. Es tan difícil escribirlo con toda la sinceridad
del hambre de amar y la sed de sentido.
Parece que me compete ir y hallar vida
y hay días que me levanto como un muerto
y todo me parece una tumba que descamino
sin saber en qué esquina estoy
y si hay salida; pero, de algún modo,
yo sé que quiero vivir.

08-12-2002

Carlos Lopez Dzur

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