No le importa marcar pesares,
estereotipos para apostar derrotas,
robots de la mano que enjugan la lava
que brota de sus ojos.
Llama el devenir a su puerta
y el plexo se reduce
en cóncava agonía.
Las células y las fuerzas se atiborran
de pereza y hastío.
Toda ella se ovilla en una madeja
de inconclusos hilos desteñidos-
llorando de impotencia.
Liliana Varela 2010
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