No hay forma de saber
quién calzará los pies con que anduvimos,
quién andará en la calle en que vivimos,
si el encuentro fugaz, el frío amanecido,
un apretón de angustia, una sonrisa
desencajada y triste como el viento
repitiera la escena perdida en el olvido.
No sabemos qué manos, cuántas manos
hojearán nuestros libros y otros libros
y qué otro corazón no envilecido
dirá por qué, Pavese, "mujercitas lo han hecho"
y quedará por siempre estremecido
"en la unánime noche" de la muerte.
Quién calzará esos ojos y en silencio
bordeará la locura
de arrojar las palabras creyendo que son ciertas.
Esbozado que soy,
bravo esqueleto
que busca en entrelíneas
cuanto resabio quede de todos los naufragios ,
se pregunta si "ardite" acaso se ha esfunado,
dónde nació "belín" y a dónde ha ido,
si existen "baciyelmos" y "púberes canéforas",
si el destino de Nora no es acaso injusticia.
Esbozado que soy,
espío con un ojo
pues el otro, que es tuerto
me deja en la ignorancia.
Y aun con esa luz pequeña y rala
no hay forma de saber
si pies, ojos y manos con que vivo,
estertores, descensos y mareas
de palabras deshechas, trituradas
no se habrán desbordado a su capricho
como para burlar por fin la propia muerte.
long ohni
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