A mi madre Inés Speirs

Han transcurrido dieciséis años,
desde aquella fatídica noche,
cuando al estar junto a tu lecho,
por última vez te sentí suspirar.

Has muerto luchando en tu ley,
de pie como siempre quisiste,
cual árbol que pese al tiempo,
quiere vivir y se resiste a caer.

Con el arte arraigado en tu ser,
además de pianista y pintora,
fuiste altruista docente de música,
apreciada por colegas y alumnos.

Empero, en simultáneo nos obliga
la vida a adoptar roles diversos:
de esposa, de madre, de amiga,
de hija, de hermana, entre otros.

Y a pesar de haber transcurrido,
tantos años desde tu muerte,
desearía tenerte aquí al frente
y preguntar, mirando a tus ojos:
Madre, ¿por qué no fuiste mi amiga?

Inés de la Puente Spiers