Sólo el turbio recuerdo de un amor fenecido.
el sepulcro vacío que guarda un nombre estétil,
ni un sólo palpitar,
temblor ninguno,
la sangre detenida,
hierática y ausente.
Así es la muerte toda que no merece un llanto.
pues son sus funebreros el olvido,
la magna indiferencia, el cruel desierto:
tierras que prometieron rosedales
son páramos de sal, cipreses muertos,
lapidario silencio y pájaros ausentes.
Ya no hay más madrugadas ni memoria de goces,
ni perfume a magnolia que reinvente la vida.
Todo es naufragio ahora
y no hay dolor siquiera
por todo lo perdido.
Nada ha quedado. Nada.
Ni siquiera una sombra que denuncie el pasado.
long Ohni
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