Sincero es el dolor, dulce la espiga
que la verdad propicia. Su milagro
acaba con las noches más extensas,
abre a la luz los ojos de confiada inocencia,
párvulos en la fangosa ruta de la vida
y desata el dogal con que se ahorca
la fuerza de ser pan de la mañana.
Al caldero se cuecen las mentiras
con sus agrias especias, sus fermentos
en la oscura pocilga de la palabra falsa,
goterón en la espalda del que nada sospecha.
Y así va el ciego a tientas, confundido
en busca de la luz que lo libere
de tamaña prisión: la hipocresía.
Un día alguna venda se desata
y todo es transparente en la mañana.
Huye el pájaro al fin con sus heridas,
lo cierto pone urgencia entre sus alas,
sobrevuela el trigal y aunque recuerda
su lento padecer en las tinieblas
la vida se le ensancha bajo el cielo.
Long Ohni
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