Como iceberg flotan en el alma los sentimientos
acuosos celos condenados al Sahara de mi cuerpo
destilan veneno por doquier,
están sedientos de venganza, rebosantes de traición
e inquina,
ávidos de justicia despabilan su insomnio en lagunas
de alquitrán y nicotina
aguando su existencia en un mar de alcohol,
se hunden en fosas abismales resurgiendo con espanto de
las profundidades,
ahogados de su propia sed mueren deshidratados
para volver a revivir en océanos de odio
elevando su voz pastosamente lubricada
de sudor.
Liliana Varela
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