
Es casi medianoche
sentados frente al mar en soledad,
la playa está llena de brisa
y nosotros estamos
oyendo reír el oleaje
con sus desahogos blancos.
Te miro a los iris y tocando tus manos
y cabello suelto te llevo al agua.
Nos mojamos lentamente,
aparecen unas luces a lo lejos
y pareciera que nos conversarán su tragedia
Mientras nuestros cuerpos
descalzos tocan la arena tibia y tus labios
me hinchan de sed.
Nos volteamos mirando a la orilla
y estamos en otra bahía
en ella es de día, tenemos sol
y alguien con quien abrir
algún diálogo.
Son casi las cinco nos toca partir
y ya no recuerdo desde dónde llegamos,
pero me quedó oliendo la luna,
quizás la que perdímos,
y ahora justo me hace eco.
Luis Gilberto Caraballo 2009
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