
Luis Gilberto Caraballo
Duermo a veces
junto a la roca adusta
con un extraño semblante
me recuerdan la memoria de las estrellas
desde donde aprendí a prescindir
llegaba un cántico del tiempo
Estuve frágil al verme ante la infinitud
sus puntos diminutos iluminados, encendidos por algún angel
y luego palpar en mi pecho
encontrar un tunel
y volvía a mirar a la distancia
Sí a veces oi un violín
Ví un sauce de hojas blancas
levaba con el viento
una armónica
descosida entre nubes lloraba
podó el silencio
con tijeras agudas
y dulces donde había esperanza
A veces vino a visitarme
como un relámpago - batió
su alma
para saber si aún existía en el tímpano
Muchas de esas veces entonces tengo
un secuestro en el entrecejo
Me hizo pausar- hacer un mar
y quedar a salvo en un diluvio
como un huerto de versos
Sí a veces descanso junto a la pared
brama un tsunami en la memoria
Un olor de tiempo
esa roca adusta
me recuerda los cráteres
la devastación por los siglos
El instinto apegado a los huesos
que tocaron a las cavernas con un hilo
Voy remando
en la noche
y parece habitarme
un monje del mas allá
otras veces tengo en la cabeza su rígida postura
Corren y llevan el río en sus manos endurecidas
en sus lenguas,
hacen apenas música - murmullos
Muy adentro llevan un sabotaje
descomponen la tibieza de las sábanas
si a veces es incesante el desgarramiento
Pero otras reconozco en el rostro la roca
con sus violines antiguos
con sus arcadas y aromas
como si hablarán
y me quedo dormido con una inquietante mirada
desde el tiempo
Luis Gilberto Caraballo
1 comentario:
Aunque es un muy buen poema. Gusto leerte
Elisabet
Publicar un comentario