Ninguna soy la que escribe ante tu mano
un deseo de noches sin costuras
ni soy quien acepte el convite
cuando alejaste mi jardín de la huerta de tus brazos
ninguna soy la que marchite la flor
que inspira tu lucha vertical encadenada de palabras
todas fui yo la que arengó con tangos la mañana
tal vez algún día
sólo uno
verás que del engaño no se vive ni se muere
que el que engaña siempre se engaña
Elisabet Cincotta
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