Insensiblemente pasan los años
y aparecen espacios de silencio.
La poesía, firme, contiene
cuando brota a raudales.
El entorno cambia sin aviso.
También lo hace el exterior
y el miedo acecha, enjundioso
para imponer sus códigos.
Pero los encuentros existen.
Son los que nutren y acompañan.
Así sobreviene en gotas
la difícil faena de crecer.
Se observa lo que desaparece
en ocasiones sin despedirse.
Cuando el saber no basta
surge la picardía del vivir.
Porque lo amado está allí
y desmenuza el tiempo.
Es lo único que puebla
de mariposas el existir.
El abrigarse consiste
en beber de su manantial.
Al hacerlo se logra palpar
la increíble dulzura del alma.
Oscar N. Galante
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