Fulguran nuestros cuentos encendidos,
momentos que aguardaron silenciosos,
el delirio insinuante que marcaron,
mis mil minutos, callados.
Perdidos, en mar de amores,
en olas de espumas blancas,
agitando la marea,
de mis anhelos guardados.
Tendido en un lecho blanco,
te contemple, ¡vida mía!
tu desnudez fue mi hechizo,
!el prodigio de mi encanto!.
Como concha, en tu playa,
me abandone a tus oleajes,
fuiste mar, arrebatado,
!impetuoso, agigantado!
Frenesí de mi locura,
que me amarra y se alimenta,
con ese beso, salvaje.
Deseo ser tu gaviota,
permanecer en tu playa,
rondar tu mar, noche y día...
...ese mar, que no es de sal,
es de miel y de poesía.
Gloria Eugenia Lemus.
24/09/09.
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