Repetidas muchas veces,
negras noches en desvelos,
sufriendo pena de celos,
quieta en cabales y treces.
Una punta del pañuelo
ha secado esos sus ojos,
de sus besos los antojos
un cuervo los rapó al vuelo.
Paloma trae un mensaje:
Que baja por el camino
un amor en un rocino
de risas, vino y pasajes.
Pero otra paloma dice:
No te fíes de su labia,
detrás le sigue "la Rabia",
ella enoja y te maldice.
¡Ay! céfiros quién pudiera,
que nos griten las verdades,
que develen las maldades,
esto quién no lo quisiera.
La fuente que no se seca,
esperando al caminante,
sed calma al agonizante
y si llega empata y peca.
Llorando de desconsuelo,
aún le ofrece su pecho,
también un lado del lecho,
su cara muestra sin velo.
Ana Lucía Montoya R
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