Ni los días que pasancontienen el paso del tiempo.
Las horas son suspiros.
Las fechas, artilugios vanos y ambiguos.
Cada vez dominan más:
el hastío, la inercia, el sin sentido.
La vida pasa, pero por acá el tiempo se aquieta.
Al quedarse quieto pasa sin ser percibido.
Conversan conmigo los fantasmas de los idos.
Cada vez su presencia es más certera
que la de los vivos.
Los vivos solo pueden darme desencuentro.
Más sin sentido.
El sueño domina, el sueño gana poder.
La creatividad se ahoga, la alegría no se recuerda.
Lo noche no es noche, ni día.
La noche es un estado de mente.
Nada sucede.
El mundo sigue.
Nadie vive para mí.
No pude ser.
El mundo muere.
Amparo Carranza Vélez
10 de Marzo de 2009
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