Kellypocharaquel
Yacía fría como el mármol
en su viejo tapado de armiño,
fiel confidente en su vida y muerte.
Dos gardenias blancas en sus manos gélidas.
Sonaba el tango garúa
custodiando su féretro.
Dulzura de Arrabal,
la llamaban.
Los pasos, en la vieja escalera
del inquilinato del Abasto,
no escuchan ya su repicar .
La noche entristecida,
el vaso de Scotch Black
no se visualizará más
en la mesa treinta,
los parroquianos indolentes,
sin apegos por sus semejantes ,
continuaran por la vida.
Dulzura de Arrabal
estrella de paso
fugaz y aniquilada por
la crueldad terrenal.
© Kellypocharaquel.
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