Issa M. Martínez Llongueras
Entre sombras la luz se hace mito,
extravío entre calinas que no logra abrirse paso.
Todo queda en el recuerdo de la noche,
en su memoria que desde las estrellas se deshila
sobre la quietud del río:
el río duerme como la infancia,
como las hadas en las que nadie cree
y que ya no necesitan ocultarse por los matorrales.
Las lágrimas de las rosas han borrado las huellas de los duendes,
el beso de la luna calla sobre la copa de un árbol
mientras sus ramas acogen el soliloquio del cierzo
que temo interrumpir con el cierre de mis ojos.
Si el otoño no vuelve nunca, tu mirada pasará en silencio
por la vereda por donde la muerte camina hacia el sur.
Por eso siempre prorrogo la espera aunque la luz no arribe,
y yo siga ignorando la razón por la que un árbol llora.
Issa M. Martínez Llongueras
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