martes, enero 29, 2008

Finalmente

Finalmente hay un cielo pulcro,
despojado de deudas,
que no deja ver
a las comarcas imaginarias en las nubes.
Ni a los barcos
arribando náufragos de un sueño.
Hay una piedra de arena
donde se alojan los viajes y cuentos de los marinos.
Cansa saberse
sobornado por el tiempo
que busca al igual que un rompecabezas
el orden en sus tempestades y nubarrones.
La ciudad ciclónica
golpea incesante la noche silente
y deja colar las voces que se entremeten
por los ventanales como susurros y chasquidos de fantasmas,
dejan sus cuentos sobre la mesa.
Los paisajes en la mente son menos elaborados.
El cielo está abierto en su epicentro
como una orquídea negra
que lleva en sí,
un manto de aromas
contiene la brújula de una estrella,
la magia está dedicada a la marea,
a la vigilia de estos días.
Los marinos reunidos en el puerto tienen sus
corazones hinchados por el mar.
Y una ola que los mueve para salir
hacia la infinitud de sus viajes.

Luis Gilberto Caraballo 2008

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