viernes, enero 25, 2008

Frente al balcón


Estaba tirado frente al balcón
que daba con vista al mar
Cargaba una inquietud en el cuello,
el sol me daba sobre mi cuerpo al amanecer.
Producía un cálido regocijo sobre mí.
Un cazar de torcazas
se posaba sobre el alar
en un ritual,
se acompañaban con versos,
parecían palabras hiladas
por el amor y la pasión de un mar.
Un paso al frente,
y un beso agudo,
gimiendo como dos cuerpos atados
por el alba.
Cómo una ola que hebra el mar
y le cose su vestido húmedo de ternura
y deja tras sí su bramar.
El torso gris violáceo,
platinado por la luz,
quieto sobre el plumaje hacían de las torcazas
un espejo nácar con sus semblantes,
y en los ojos
la noche anidaba
como un recuerdo
de muchas campanas en el oleaje de las estrellas.
Sus cuerpos parecían
dos toreros bajo el mismo ruedo.
Buscándose
una frente a la otra.
Tenían una ternura inmisericorde que desbarata
al amanecer ciego.
Ni un instante de soledad, sin pasión,
ni un momento de desamparo
Se cortejaba el tiempo que intentaba desembarazarse.
Las horas iban cayendo
y el sol prosigue para escribirme sobre mi cuerpo,
y así darme con un cálido abrazo su goce,
el día que está por iniciarse pulcro en la Isla.

Luis Gilberto Caraballo 2008
Desde una Isla Incierta

No hay comentarios.: