RAQUEL LUISA TEPPICH
Domingo caluroso ,
noche estrellada,
gente de algarabía en el Club Reserhinho.
Música efervescente,
encendía los corazones,
atrás las penas quedaban.
Bailamos muy juntos,
como si fuésemos novios,
tan solo éramos extraños.
Nuestros cuerpos y almas
volaban como golondrina fugaz.
Huérfanos de palabras,
arribó nuestro interminable primer beso.
Cada trago de agua ardiente,
excitaba nuestros sentidos,
caricias y delirios azucararon el encuentro.
El alba nos encandiló.
Súbitamente, me aniquiló tu adiós.
© RAQUEL LUISA TEPPICH
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