
Mujer mía, si eras prima de la luna,
al no haber en ti ninguna incertidumbre.
Te estampaba un beso que recorría el mundo
y, tú, conmovida, te acurrucabas en mí.
Los dos siempre en busca de presagios
garantes del amor puro, insoslayable.
hacíamos coincidir los infinitos signos
de un sendero de cariño perdurable..
Creíamos, bien ciegos de ilusiones
que dios nos preservaba de los males
para permanecer juntos, sin temor.
mientras la realidad pasaba tan fugaz
en nuestra mítica experiencia compartida,
se extraviaba, anónima la esperanza.
Oscar Néstor Galante.

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