A mi padre.
Y veo todos tus años
arrugándote la vida
y no te reconozco.
Nunca pudiste ser quien necesité
pero tampoco sos quien odio.
Sos en mí pura lágrima
garganta ahogada.
Quizás yo en vos sea lejanía
código indescifrable.
Nuestras palabras nunca se encontraron
sólo chocaron, se enfrentaron
construyeron rupturas
y, sobre eso, todo se desmorona.
No creas que no me maldigo
por imaginarme llorar en tu tumba
diciéndote todo sin que me calles
con ese maldito borrón y cuenta nueva
porque el borrón no borra
sólo crea tinieblas
y yo no puedo entender lo que se esconde.
Poco a poco me acerco a la edad en que me dejaste
y sigo sin poder construirme
y sin entender por qué rompiste todo
y no hablo de mi madre
hablo de mí
hablo de mí sin padre
de mí sin espejo
sin eco
sólo un pedazo de cristal en caída libre hacia el vacío
gritando para no estrellarse
gritándote para que me atrapes con tus manos
para que me salves
porque si no sos vos no es ningún otro
(ni siquiera yo misma)
y juro que lo intenté mil veces
pero nunca consigo atajarme.
No sé cómo hacer para sanarme
quizás necesite un abrazo de veintiún años
en una de esas logro sentirme completa
y por fin dejar de ser esa que nunca te entendió.
Alejandra Dening
01-12-2007
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