Provocación para el orgullo imperial
fueron tus murallas: Masada,
fortaleza de heroicos zelotes
en batalla contra la loba hambrienta.
Escarpados montes de Judea
abrigaron tu existencia sobre Herodes,
fuiste inmensa, diáfana, soberana,
testimonio de la fe que te colmaba.
Tres años embistieron tus cimientos
diez mil sicarios en sicalíptica tarea
ayudados por los Judas de la historia
no mellaron ni una de tus orillas.
Los arietes pululando en la meseta
-presagio de una triste adversidad-
mil almas en victoriosa resistencia
liberándose del latino yugo.
Jamás caíste arrodillada ante el verdugo
abrazaste la muerte de la carne, no del alma,
en cruel sorteo elegiste el instrumento
y no tembló tu mano en la tarea.
Preferiste la piedad de los propios brazos
a la impiedad de los brazos enemigos,
en monumento funerario construido
como ofrenda a los paganos por llegar.
Liliana Varela 30-12-2007
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